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Acrílico, vinilo y resina sobre lienzo de 30x30 cm.
Este es otro de los mejores conceptos que he aprendido gracias al desarrollo personal: hacer trabajar a la mente al servicio del corazón, y no al revés. De este concepto se suceden los ejercicios de identificación de nuestros propios valores para actuar, después, de una manera dirigida y consecuente con ellos, sin permitir que otras razones o impulsos nos inciten a deambular por otros derroteros. Cabe también aquí el identificar nuestros propósitos de vida para crear después una estrategia medida y bien meditada . Es aquí donde sí entra en escena la mente. En la obra aparece la mente, que se muestra como súbdito de su rey, el corazón. Como dijo Hemingway: “Sigue el camino de tu corazón. Quien sigue el camino de su corazón no se equivoca nunca”.